El contexto que estamos
atravesando en la actualidad es muy negativo, no pretende un servidor hacer de
lo blanco negro en este artículo. Lo que sí se quiere es lanzar un mensaje de optimismo en los
tiempos que corren, y sobre todo, de sosiego y tranquilidad. Tal vez, una
persona que se acaba de quedar desempleada lea estas palabras y crea que me he vuelto loco. Lo cierto es que hay que
reconocer que ante una situación extrema, las cosas se ven más oscuras de lo que
a lo mejor son. Además, el estado anímico que produce el estar sin trabajo y no
poder hacer frente a las necesidades básicas como pagar una vivienda, comer a
diario adecuadamente o vestir de manera aseada, hacen que nos bloqueemos y no
siempre tengamos la templanza necesaria que requiere el buscar trabajo en medio
de las turbulencias que nos azotan.
Lo primero es olvidarnos de que la edad juega
en nuestra contra. Hay que ser reflexivos y darnos cuenta de que todos estamos
igual: los jóvenes creen que no se les contrata por la falta de experiencia;
los de mediana edad porque tienen hijos que cuidar seguramente y no está el
patio para faltar a trabajar por llevar a un hijo al médico; y los mayores de
cincuenta años piensan que ya son muy mayores y que en cualquier trabajo se les
dirá que no por su edad. ¿Dónde voy yo con casi sesenta años a buscar
trabajo?”. Esa frase y otras muchas, deberían ser descartadas de nuestro imaginario
individual y colectivo. Si miramos el bosque en vez del árbol, nos damos cuenta
de que si todos tenemos dificultades por la edad, tal vez el problema no sea
ese, sino una excusa fácil para un empresario que no puede o no quiere
contratarnos. Por tanto, la edad debería convertirse en uno de nuestros
principales aliados a la hora de encarar una entrevista de trabajo: a menor
edad, más salud y mayor tiempo se puede dedicar al puesto de trabajo al no
tener tantas cargas familiares. Y cuanto mayores seamos, más experiencia se posee y mayor
madurez se arrastra por el transcurso de los años.
En la era de internet, siempre se puede
recurrir a intermediarios para que nos ayuden a buscar empleo. Adecco, Eulen, Randstad, y Unique, forman parte de la Asociación de GrandesEmpresas de Trabajo Temporal (Agett), y en conjunto suponen el 50% de las
contrataciones del sector y el 60% de la facturación. Otra de las grandes que
opera en nuestro país es Manpower Group. Aunque esta opción no es válida para
todas las personas. Únicamente serán de utilidad para quienes tengan una clara
cualificación en un determinado campo, porque estas empresas de mediación entre
empleador y empleado trabajan con perfiles profesionales y no con los nombres
de las personas. Por ello, para quien sea posible y aún no lo haya hecho, la
crisis debe suponer un incentivo para formarse. Es sencillo, puesto que si hay
pocos puestos de trabajo, serán para los mejores cualificados, enchufados al
margen.
Lo que para todo parado llegará con frecuencia
será la tan deseada y temida entrevista de trabajo. Lo principal es volver a
revisar el curriculum antes de acudir a la cita y recordar todo lo que la
empresa sabe de nosotros y por tanto, por lo que ha decidido llamarnos como
candidatos al puesto. Después hay que calmarse en la medida de lo posible y
pensar que a alguien le van a dar el puesto. Todo depende del prisma con el que
se miren las cosas. Es verdad que el trabajo puede que no sea para nosotros,
pero si nos han llamado, es porque también podría pertenecernos finalmente.
Camino de la entrevista hay que mantener la calma, tal y como hemos dicho, y
evitar perderla durante el desarrollo de la misma. Debemos comportarnos con
normalidad, sin exagerar nuestras virtudes, para no parecer demasiado
presuntuosos. Una vez finaliza, si el empleo es para otra persona y no nos lo
otorgan a nosotros, hay que permitirnos el lujo de estar un rato “deprimidos”.
No conviene permanentemente luchar contra nuestras emociones, pues lo que se
produce es un malestar doble, generado por no tener el tan deseado trabajo, y
por enfrentarnos constantemente a
nuestras propias emociones, que no siempre es bueno reprimir por sistema”,
afirma la psicóloga clínica Pilar Ortiz. Eso sí, una vez nos hemos desahogado,
hay que seguir adelante, acudir a las siguientes entrevistas con optimismo y
pensar que en algún momento habrá algo para nosotros, por mucho que se retrase
el ansiado momento.
Si estamos hablando de pequeños empresarios,
de negocios familiares en crisis, la receta es clara. Ya que la opción del
cierre está asegurada y posiblemente ya haya
poco que perder, convendría dejar a un lado el miedo al cambio y probar cosas nuevas. “A grandes males,
grandes remedios”, afirma el refranero español, y ¿Por qué no dar un giro de
180 grados a su PYME?
Por último, resta recordar que es cierto que a
nuestro alrededor hay muchas personas que están en paro. Pero otras tantas o
más están en activo y por tanto también podemos encontrar nosotros un trabajo.
Nadie es más que nadie, ni tampoco menos, por lo que “mientras hay vida hay
esperanza”.
Fuentes:
-
Breves declaraciones de Pilar Ortiz, psicóloga clínica
-
Búsqueda de mediadores para encontrar trabajo.
-
Elaboración propia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario