Al borde de
terminar este ejercicio 2012, el Gobierno se ha estado dirimiendo
permanentemente entre la opción de pedir o no el rescate total de la economía
española a la Unión
Europea. Muchas voces apuntan a que dar este paso sería
liquidar de un plumazo la legislatura, que de por sí cuenta ya con muchos palos
en las ruedas del Partido Popular.
Con el rescate financiero ya en marcha, y
mientras Rajoy se decide a solicitar dicha intervención, las desavenencias
entre los 27 países miembros no cesan. En los círculos políticos españoles en
Bruselas hay una gran satisfacción por acercarse las posturas entre Madrid,
Roma y París, pues según afirmó Luís de Guindos, titular de Economía y
Competitividad, “la unión hace la fuerza”.
La fórmula para dar el salto hacia la Europa de cuentas claras y
políticas económicas coordinadas desde Bruselas, por la que los líderes
brindaron en el Consejo, es en realidad un complejo plan que en los próximos
meses seguirá cobrando forma. "No hay una bala mágica" para salir de
la crisis, repite el comisario OlliRehn, así como la canciller alemana, ambos defensores de que el plan llevará su
tiempo y su sacrificio, pero que merecerá finalmente la pena. De momento, prevé
dotar a la Comisión
Europea del poder para meter la tijera en los presupuestos
nacionales y obligar a las capitales a mantener comunicación constante con las
instituciones comunitarias para tomar cualquier decisión económica que no se
hubiera discutido previamente en el contrato económico que los países deberán
firmar, tal y como recoge Pablo Montesinos en Libertad Digital.
¿Cómo afectará
este nuevo contrato en la práctica?
Las tan traídas y llevadas recomendaciones de
Bruselas dejarán de ser lo que pretendían parecer, para constituirse en lo que
en la práctica ya eran: unas obligaciones de facto que desde 2013 serán
obligaciones legales que habrá que cumplir inexorablemente por parte de todos
los gobiernos de los países miembros.
Este contrato, está capitaneado por Merkel,
que tiene elecciones el próximo otoño y está velando por sus expectativas
electorales. Mientras su capacidad de controlar los presupuestos de los
miembros de la UE
en dificultades aumenta, nada hay de la creación de un presupuesto comunitario
destinado a paliar los efectos de la crisis en los países que sufren graves
problemas. A pesar de que cada vez hay
más voces en Bruselas que abogan por apostar por el crecimiento aunque a corto
plazo suponga más déficit, la letra de la canción sigue componiéndola Alemania,
y por ende, la austeridad es la máxima en las decisiones de la Unión Europea.
Fuentes:
-
Agencia EFE.
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