Este miércoles
14 de noviembre España ha vivido su novena huelga general, aunque es la octava
que ha sido convocada durante 24 horas. Los principales sindicatos, UGT y CCOO
han llamado a no trabajar y a no consumir a la sociedad española, para decir
“no” a las políticas económicas del Gobierno de Rajoy. Además, la fecha se ha hecho coincidir con
otro paro general en Portugal, y protestas en otros países de la Unión Europea, como
Francia, Italia y Grecia, con ceses parciales de la actividad que oscilan
entre las tres y las cuatro horas, en
función del país en cuestión.
La guerra de cifras es una constante en todas y cada una de las jornadas como esta. Según los sindicatos, el paro ha sido secundado por el 76% de los ciudadanos (un punto y medio porcentual menos que el 29 de marzo), mientras que según las distintas Delegaciones del Gobierno en las diferentes regiones, coordinadas por el Ministerio del Interior, el seguimiento ha rondado el 20%. Las manifestaciones han sido multitudinarias en casi todas las grandes ciudades del país a lo largo de todo el día. El Ejecutivo ha destacado a lo largo de la jornada la normalidad y el cumplimiento en la mayoría de los ámbitos en los que se ha decretado unos servicios mínimos.
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Establecimientos cerrados en Sevilla por la huelga. |
Uno de los aspectos más destacados a lo largo
de este 14N es la normalidad con la que ha transcurrido la huelga. El número de
detenidos ha descendido sensiblemente con respecto al anterior paro total del
29 de marzo, mientras que por el contrario ha aumentado la cantidad de policías
heridos. Algunos radicales han quemado contenedores en Valencia, se han
producido algunos altercados en Barcelona y Madrid, y los piquetes han impedido
la entrada de muchos camiones en Mercasevilla. Pero a pesar de todas estas
anécdotas, unidas a aislados intentos de piquetes de que algunos comercios no
abrieran sus puertas o las cerraran si ya lo habían hecho, la normalidad ha
sido la tónica dominante.
Por sectores, la automoción, la enseñanza, los transportes
públicos y los trabajadores de los medios de comunicación, fundamentalmente de
los medios públicos, han sido quienes más se han unido a no trabajar y por
ende, a secundar la huelga general. El resto de los ámbitos económicos han
funcionado con una práctica normalidad: la mayoría de grandes superficies han
abierto al público, la práctica totalidad de pequeños y medianos comercios y
locales de hostelería han hecho lo propio
(aunque por la tarde han cerrado algunos más por la falta de afluencia
de consumidores), gran parte de la administración pública ha ido a trabajar,
incluyendo a casi el 90% de los sanitarios…
EL principal indicador para saber el éxito o
el fracaso de una convocatoria de huelga general es la reducción del consumo
eléctrico con respecto a cualquier otro día. Esta cifra indica un menor
respaldo por parte de la sociedad española a las fuerzas sindicales que han
hecho la convocatoria. Mientras que en la huelga general de 2002 contra José
María Aznar el consumo eléctrico se redujo en un 25%, en 2010 contra Zapatero
un 19% y en marzo de 2012 contra la
Reforma laboral de Mariano Rajoy un 17%, en este paro general
del 14 de noviembre el descenso del consumo de esta energía según Red Eléctrica
Española ha sido de casi un 15%. De todos modos hay voces que aseguran que
durante el día se han visto calles de algunas ciudades con algunas farolas
encendidas para aumentar el consumo de electricidad. Pero esta cifra, ni las
dudas sobre ella, no va a impedir que los sindicatos presenten la jornada de
protesta como un éxito, ni tampoco va a hacer cambiar la “agenda reformista”
del Ejecutivo español, tal y como expresara en Bruselas el ministro de Economía
y Competitividad, Luís de Guindos.
Fuentes:
- fuente presencial
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